Ella busca el centro vital,
sin acertijos.
Excava las profundidades
agitadas, siniestrales.
Vuelos de cuervos
rodean el espanto.
Punzan su rostro
picos metálicos.
Y la sangre desborda
en finos hilos
por la comisura de sus labios.
Esa estática mujer,
enferma de quebrantos,
oye el eco lacerante,
acusativo, ignominioso.
Baja la cabeza.
Gritar no puede,
se ha quedado sin voz.
(Sometida a las templanzas...
Sólo... tensa el arco)
Lucy Iaq
martes, 3 de febrero de 2009
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