jueves, 1 de marzo de 2018

¡YA BASTA!


¡Ya basta!    
                 
 “¿Cuándo?” -   Fue la pregunta que se repitió varias veces mirando el reloj. Y allí se quedó observando el paso sincronizado de las manecillas, como tratando de encontrar respuestas a esa espera vana que nuevamente golpeaba sus sienes, sumergiéndola en tantas pesadumbres.

¿Seguir esperando? ¿Para qué?, si ya habían pasado por su ventana demasiadas luces y sombras y ninguna trajo a cuestas lo añorado.

Abrió la puerta; las ráfagas del viento invernal la sobrecogieron. Levantó su chalina hasta cubrir medio rostro, apretó el abrigo contra el pecho, y se largó angustiada por el oscuro callejón.

¿Adónde iba? Qué importancia tenía... Tampoco era necesario saber en busca de qué o de quién, cuando ella misma no conocía las respuestas.

Sólo hurgando en su pasado aparecerían aquellos pequeños fantasmas que integraban la trouppe de sus desventuras, y de los cuales  escuchaba  ininterrumpidamente sus lejanas risas.

Caminó apresurada, como si llevara un rumbo definido.

Llegó al río, bajó los peldaños de la escalerilla que la acercaban al agua y se sentó a observar...

¡Ahí estaban! Sobre la plácida quietud: los ojitos claros, las rubias cabelleras, y dos  pequeñas vocecitas  llamándola: “Mamá... Mamá...” 

Y allá fue a buscarlos.

¡Ya basta! No quiso esperar más...


Lucía Giaquinto
De mi libro: "Desde las mutilaciones"

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