Mujer de ciegas caminatas por la vida; llena de dolores, angustias y quebrantos.
En el amanecer de tus horas viste la luz sin saber que el espacio iluminado
era solo por un instante cual relámpago. Y allí entregaste alma y carne desandando rumbos de tiempos ignorados. Tiempos dulces, tiempos amargos.
Rostros del ayer evasores de tus manos; rasgados en las retinas de impávidos ojos en búsquedas inconclusas. Lejanos faros indicadores de costas inexistentes.
Cárceles y agonías. Vejación de sentimientos por amar más allá de lo soñado.
Aun guardas en tu regazo frutos adormecidos. Sin voces, sin miradas, sin consuelos para tus días largos.
Cantas, bailas, sigues cantando. Y levantas la voz con fuerza por no escuchar tu propio llanto.
Lucia Giaquinto
sábado, 6 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muy bueno lo que escribes, lo puedo compartir en la red social facebook?, un gran saludo desde argentina.
ResponderEliminarUn poema en prosa poética muy bueno, Lucía. A veces una experiencia de amor toca nuestra vida, pero sólo por unos meses o años. No conseguimos que sea para siempre. Recordemos el crecimiento a través de esa experiencia.
ResponderEliminarMuy buenas tus letras
Un saludo y un abrazo
desde España
Ana